La ansiedad es una reacción natural a situaciones estresantes y peligrosas. Por causas evolutivas, el miedo y la ansiedad están profundamente arraigados en los seres humanos y son esenciales para la supervivencia. Si no tuviéramos miedo, hace tiempo que habríamos desaparecido. El miedo y la ansiedad se originan en nuestra mente y se manifiestan con diversos síntomas.
Sin embargo, los profesionales de la salud hablan de trastornos de ansiedad si estas emociones superan un nivel "saludable" y natural. En estos casos, las personas afectadas experimentan ansiedad, aunque la situación no parezca requerirlo.
Los trastornos de ansiedad se pueden dividir de la siguiente manera:
Trastorno de ansiedad generalizada:
Los pacientes experimentan sentimientos constantes de ansiedad sin razón aparente, lo que deteriora gravemente el funcionamiento diario y la calidad de vida. Están nerviosos, distraídos y tienen que lidiar con sofocos, dolor (por ejemplo, cefaleas tensionales) e insomnio.
Fobia social:
Las personas con fobia social tienen problemas para participar en interacciones sociales. Incluso una simple conversación con una persona desconocida provoca una gran ansiedad que puede culminar en ataques de pánico. La interacción con una audiencia, por ejemplo, durante una presentación de negocios, también es un desafío aparentemente insuperable.
Trastorno de pánico:
Este trastorno se caracteriza por sentimientos extremos y abrumadores de ansiedad que ocurren de repente y a menudo terminan con un ataque de pánico, que puede resultar en falta de aire, dolor en el pecho, sudoración, náuseas y otros síntomas muy desagradables.
El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es una respuesta psicológica retrasada a un evento traumático y a menudo se asocia con ansiedad y pánico. Además, varios otros trastornos de ansiedad afectan gravemente el bienestar psicológico. La OCDE estima que los trastornos de ansiedad afectan a alrededor de 25 millones de personas en toda la UE. Las personas afectadas a menudo encuentran difícil hablar de ello y esperan demasiado para consultar a un médico. El tratamiento médico convencional y el uso de CBD como suplemento natural no son mutuamente excluyentes en la mayoría de los casos.